Los métodos de agricultura sostenible no sólo proveen de alimentos; también aumentan la fertilidad de los suelos, protegen el agua, resguardan las semillas valiosas, mantienen la biodiversidad y aseguran que la tierra pueda sostener la vida de las generaciones futuras. Aplicando métodos de cultivo sostenible los agricultores podrán producir más en espacios más pequeños y sin tener que utilizar plaguicidas ni fertilizantes químicos. De este modo aumentará la disponibilidad de mejores alimentos para consumir y vender y además podrán reducirse los costos de producción de los alimentos así como la contaminación del aire, del agua, la tierra y nuestros cuerpos. La agricultura sostenible mejora nuestra salud ya que:
- Reduce la amenaza de sequías porque conserva el agua.
- Reduce la dependencia en los productos químicos, permite ahorrar dinero y desarrolla la confianza en uno mismo. La agricultura sin productos químicos evita los problemas de salud que dichos productos causan a los agricultores, a los trabajadores agrícolas, a los consumidores de alimentos producidos con plaguicidas o a la gente que toma agua del lugar.
- Disminuye el trabajo que se requiere para producir alimentos. Esto es especialmente importante cuando la migración, VIH y otros problemas dificultan las labores agrícolas.
- La agricultura sostenible hace que la tierra sea más productiva, de modo que menos gente se vea forzada a abandonar el campo para migrar a la ciudad. Contribuye también al mejoramiento del suelo, la conservación del agua y la preservación de semillas que sostienen el campo y las comunidades agrícolas.
Mejoramiento de la tierra
Los agricultores saben que es necesario tener una tierra sana para lograr una buena cosecha. Muchos agricultores enriquecen la tierra con fertilizantes naturales como estiércol (de animales), abono verde (de plantas) y composta. Los fertilizantes naturales son más sanos para la tierra, las plantas, el agua, el aire y la gente, que los fertilizantes químicos y producen todos los nutrientes que las plantas necesitan gratis o a un costo muy bajo.
Para conocer los terrenos
La tierra es una mezcla de arena, sedimentos, arcilla y materia orgánica (por ejemplo, insectos, bacteria, hojas verdes, plantas en descomposición y abono). La proporción de cada componente y los métodos agrícolas que usted aplique afectarán la textura de la tierra (gruesa o fina), su fertilidad (cuán rica es para cultivar) y su estructura (como el suelo se mantiene junto). Un suelo de buena textura y fertilidad hace que el aire, el agua, los nutrientes y las raíces tengan espacio para moverse libremente. Esto mejora la capacidad de la tierra para sostener los cultivos y resistir la erosión.
Además, los suelos pueden ser alcalinos (también llamados “básicos” o “dulces”) o ácidos (también llamados “agrios”). El “pH” de la tierra (si es dulce o agria) se puede determinar haciendo la prueba o simplemente probando si el sabor es dulce o agria. La mayoría de las plantas crecen mejor en tierras que no son ni muy dulces ni muy agrias. Se agregan nutrientes específicos para endulzar o agriar más la tierra. Agregar la materia orgánica se tiende a mejorar todos los suelos.
Utilizando equipo pesado para arar, remover, o cavar, la tierra se puede compactar (se presiona a tal punto que no queda espacio ni aire). Es difícil que el agua o las raíces de las plantas ingresen en la tierra compactada. También es difícil que las plantas obtengan los nutrientes que necesitan si la tierra está compactada.
Para evitar que la tierra se compacte, retire la materia extraña y revuelva la tierra cuando no esté demasiado húmeda ni demasiado seca, sino húmeda como cuando se exprime una tela. Muchos agricultores revuelven la tierra lo menos posible, agregan estiércol y desechos de la cosecha, y se valen de métodos como los hoyos para sembrar o el abono verde para que la tierra se afloje para sembrar.
Los fertilizantes químicos pueden ser útiles ahora, pero hacen daño después
Los fertilizantes químicos son costosos tanto para el agricultor como para la tierra porque dañan la tierra, contaminan el agua y crean la necesidad de comprar más productos químicos. En la bolsa de los fertilizantes generalmente aparecen las letras N-P-K, que representan los principales nutrientes que las plantas necesitan (N es Nitrógeno, P es Fósforo y K es Potasio o Potasa). Los fertilizantes químicos tienen cantidades concentradas (muy fuertes) de estas sustancias químicas. Si estos nutrientes concentrados se escurren desde los terrenos hasta las aguas subterráneas y los ríos y acueductos, el agua se vuelve peligrosa para beberla, lavarse y bañarse.
El mayor problema para el desarrollo de cultivos con fertilizantes químicos es que los agricultores que los utilizan con frecuencia dejan de agregar a la tierra materia orgánica como el estiércol, y como consecuencia la tierra pierde rápidamente sus nutrientes y se vuelva compacta, lo que da lugar a problemas de plagas, malas cosechas, pérdida de agua, y mayor dependencia en los fertilizantes químicos. Si utiliza fertilizantes químicos, es importante añadir también fertilizantes naturales.
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